viernes, 25 de junio de 2010

Artículo: Chambeando con juventud en el CJE de San Juan de Miraflores

  • “Buenos días, mi nombre es Ana, ¿en qué te puedo ayudar?
  • Mmm… necesito conseguir un trabajo.
  • ¿Y cuál es tu nombre?
  • ¿Yo? mmm… soy Miguel.
  • Muy bien Miguel, bienvenido al Centro de Jóvenes y Empleo, más conocido como el CJE. Qué bien que te animaste a visitarnos. Con mucho gusto vamos a orientarte en lo que buscas. Toma asiento, qué tal si comenzamos conociendo un poco sobre ti…”
Cada día desde las ocho de la mañana, momento en que el Centro de Jóvenes y Empleo (CJE) de San Juan de Miraflores abre sus puertas a los adolescentes y jóvenes, es posible escuchar diálogos similares a éste. Y lo que viene a continuación, en la mayoría de casos, son rostros que reflejan cierta extrañeza y asombro, rostros que luego son capaces de sonreír, cuando comprueban gratamente que… “sí, es a mí a quien están hablando, es a mí a quien están recibiendo y acogiendo con afecto, con cuidado, con sincera preocupación, con cariño”.


Un momento como éste, en apariencia tan sencillo y tan inexplicablemente poco practicado, puede hacer la diferencia en el día de este joven y, por qué no, también en su vida entera. Este encuentro, este nuevo vínculo, le permitió recordar, primero, que él es importante, que así debería ser tratado en su vida cotidiana y, finalmente, que las preocupaciones que lo trajeron aquí -“necesito chamba”, “quiero estudiar pero es tan complicado decidir”, “¿cómo voy a trabajar si yo no soy bueno en nada?”, ”nadie me va a apoyar”- ya no siguen haciendo eco en el vacío; existe alguien que las acogió y que ahora las comparte con él. 

Son justamente este tipo de preocupaciones que enfrentan los adolescentes y jóvenes, las que el CJE acoge y atiende, sin convertirse en un padre o madre sobre protector que resuelve la vida a su hijo, sino siendo más bien un amigo animoso que ayuda al joven a trazar el camino hacia sus sueños y a comenzar a andar por él. El CJE puede ser un buen compañero en este viaje. Para esto, le ofrece al joven algunas pistas o rutas interesantes en las que puede aventurarse, con la confianza de que ellas lo fortalecerán y le permitirán apartar algunas piedras del camino.  

La primera ruta tiene un cartel en el que se lee: Orientación Vocacional. En esta ruta aguardan Julissa y Guillermo. Ellos, con mucha paciencia y compromiso conducen al joven por un camino hacia él mismo, para conocerse mejor, reconocer sus fortalezas, debilidades, intereses, oportunidades y obstáculos que existen, para trazarse finalmente un plan de vida laboral que le permita alcanzar sus sueños. 

El segundo cartel dice: Asesoría en Búsqueda de Empleo. Aquí Guillermo, Maite, Mike, Julissa, Rober, Gerardo, Rosita y Oscar esperan al joven para darle pistas sobre tipos de chamba buenas para él según sus características, dónde buscar ofertas de trabajo, cómo hacer o mejorar su currículum vitae y cómo prepararse para una entrevista de trabajo.  

El CJE cuenta también una ruta que pronto estará habilitada, llamada: Asesoría para el emprendimiento de un negocio. En ella, el joven con espíritu emprendedor fortalecerá su creatividad, responsabilidad, perseverancia, autonomía y las habilidades para crear un propio negocio.  

Junto a estas tres rutas, el CJE ofrece al joven un lugar físico, una posibilidad de “estar”, de ser acogido, orientado y también de hacer uso libre de los servicios que requiere. Las escenas más o menos transcurren así cada día:  
  • “Hola Anita, ¿puedo usar una computadora para revisar las nuevas ofertas de trabajo”.
  • “Claro, recuerda que ahí tienes los principales enlaces de bolsas de trabajo y también puedes revisar las ofertas de la Red CIL. En los mostradores están los consolidados impresos”.
  • “Mike, necesito imprimir mi currículum vitae, ¿puedes darle una miradita para ver si quedó bien?”.
  • “Por supuesto, vamos a mirarlo juntos y luego lo imprimimos”.
  • “Hola Julissa, estuve revisando el periódico y vi dos ofertas de trabajo que me interesan, ¿puedo usar el teléfono para ponerme en contacto con ellos?”.
  • “Claro que sí, recuerda preguntarles bien dónde debes ir y qué debes presentar”. 

Todos los miembros del CJE sabemos que cada joven que recibimos es único, y recordamos lo valioso y especial de cada encuentro con él. Estamos convencidos también de que, invitar a los jóvenes a recorrer las rutas del CJE, les permitirá trazarse un camino seguro y dar pasos firmes hacia sus metas laborales y personales.

Finalmente, soñamos con que cada vez sean más los jóvenes para quienes, recibir un trato cálido, acogedor y con interés honesto en ellos, no se sienta como un hecho extraño y sorprendente, sino que logre convertirse en la manera cotidiana de actuar y de sentir de todas las personas que día a día nos vinculamos con jóvenes y les preguntamos: “¿En qué te puedo ayudar?”

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