Susan, 19 años, Estudiante en sistemas
Susan nació en Canas. Vivía con su mamá y sus 6 hermanos: desde pequeña siempre ayudó a su mamá con las labores de la casa y el pequeño comercio que tenía. La situación económica en su hogar era muy escasa, además la vida en Canas no ofrecía muchas oportunidades para trabajar y estudiar. Por esta razón Susan decidió viajar a Cusco con su hermana mayor y con la meta de estudiar.
Llegó a Cusco hace un año y medio. Durante 9 meses estudiaba y trabajaba a la vez. Por la mañana iba a la academia y por las tardes cuidaba a una niña, le pagaban 200 soles. Con la ayuda de su hermana consiguió juntar en 6 meses dinero para pagar la academia, era una preparatoria para el examen de ingreso a la universidad. Esta etapa fue complicada para Susan, adaptarse a la academia y combinar los estudios con el trabajo, tenia baja notas y dejó de asistir a la academia. Luego decidió viajar a Lima con el propósito de encontrar un trabajo con mejor sueldo que en Cusco. Trabajo 5 meses en San Juan de Lurigancho como empleada de hogar; el horario de trabajo era muy difícil. Entraba a las 5.30 de la mañana hasta las 7 u 8 de la noche. Recibía 300 soles mensuales, muy poco por el trabajo duro que hacía. Pensaba regresar a Cusco pero en ese transcurso recibió la noticia de que su abuelita se puso muy mal y no había nadie para cuidarla, entonces tuvo que irse a Canas, se quedó un mes allí y de nuevo regresó a Cusco.
Susan vivió muchos cambios en poco tiempo y tuvo que afrontar muchos desafíos. Pero siempre seguía con su meta: estudiar. Con el poco dinero que tenía y con el apoyo económico de su hermana inició sus estudios en el programa de Instituto de Sistemas de la Universidad y aún sigue estudiando ahí. Ahora Susan necesita trabajar para pagar su mensualidad y su estancia en Cusco (alquiler de un cuarto, alimentación, movilidades, copias para sus trabajos) pero necesita que el trabajo sea a medio tiempo para no dejar de estudiar. Los trabajos que encuentra a medio tiempo son mal remunerados, pero la perseverancia y constancia son unas de sus más grandes fortalezas. Nos cuenta:
“Cuando me presento a una empresa siempre me dicen que ya han tomado el puesto, quieren a una persona mayor o me dicen que tengo poca experiencia”. Pero estos obstáculos no la desaniman. Susan sigue viniendo al Centro de Jóvenes y Empleo (CJE) a consultar los periódicos, los avisos y llamar por teléfono las empresas.
Susan realiza algunos cachuelos mientras encuentra un trabajo más estable y mejor remunerado lo cual le permite continuar sus estudios. Ella sabe que no es el mejor momento económico en su vida pero sigue luchando por su sueño que es terminar esta carrera y después tener su propia empresa.
En el CJE nos agrada encontrarnos con jóvenes como Susan porque nos dan lecciones de constancia y perseverancia. Nosotros estamos siempre dispuestos a seguirles motivando, a orientarles sobre mejores fuentes para conseguir empleo, a preparar mejor su currículumn y entrenarse para un proceso de selección, pero al mismo tiempo, jóvenes como Susan nos contagian día a día sus ganas de persistir y luchar.
Susan nació en Canas. Vivía con su mamá y sus 6 hermanos: desde pequeña siempre ayudó a su mamá con las labores de la casa y el pequeño comercio que tenía. La situación económica en su hogar era muy escasa, además la vida en Canas no ofrecía muchas oportunidades para trabajar y estudiar. Por esta razón Susan decidió viajar a Cusco con su hermana mayor y con la meta de estudiar.
Llegó a Cusco hace un año y medio. Durante 9 meses estudiaba y trabajaba a la vez. Por la mañana iba a la academia y por las tardes cuidaba a una niña, le pagaban 200 soles. Con la ayuda de su hermana consiguió juntar en 6 meses dinero para pagar la academia, era una preparatoria para el examen de ingreso a la universidad. Esta etapa fue complicada para Susan, adaptarse a la academia y combinar los estudios con el trabajo, tenia baja notas y dejó de asistir a la academia. Luego decidió viajar a Lima con el propósito de encontrar un trabajo con mejor sueldo que en Cusco. Trabajo 5 meses en San Juan de Lurigancho como empleada de hogar; el horario de trabajo era muy difícil. Entraba a las 5.30 de la mañana hasta las 7 u 8 de la noche. Recibía 300 soles mensuales, muy poco por el trabajo duro que hacía. Pensaba regresar a Cusco pero en ese transcurso recibió la noticia de que su abuelita se puso muy mal y no había nadie para cuidarla, entonces tuvo que irse a Canas, se quedó un mes allí y de nuevo regresó a Cusco.
Susan vivió muchos cambios en poco tiempo y tuvo que afrontar muchos desafíos. Pero siempre seguía con su meta: estudiar. Con el poco dinero que tenía y con el apoyo económico de su hermana inició sus estudios en el programa de Instituto de Sistemas de la Universidad y aún sigue estudiando ahí. Ahora Susan necesita trabajar para pagar su mensualidad y su estancia en Cusco (alquiler de un cuarto, alimentación, movilidades, copias para sus trabajos) pero necesita que el trabajo sea a medio tiempo para no dejar de estudiar. Los trabajos que encuentra a medio tiempo son mal remunerados, pero la perseverancia y constancia son unas de sus más grandes fortalezas. Nos cuenta:
“Cuando me presento a una empresa siempre me dicen que ya han tomado el puesto, quieren a una persona mayor o me dicen que tengo poca experiencia”. Pero estos obstáculos no la desaniman. Susan sigue viniendo al Centro de Jóvenes y Empleo (CJE) a consultar los periódicos, los avisos y llamar por teléfono las empresas.
Susan realiza algunos cachuelos mientras encuentra un trabajo más estable y mejor remunerado lo cual le permite continuar sus estudios. Ella sabe que no es el mejor momento económico en su vida pero sigue luchando por su sueño que es terminar esta carrera y después tener su propia empresa.
En el CJE nos agrada encontrarnos con jóvenes como Susan porque nos dan lecciones de constancia y perseverancia. Nosotros estamos siempre dispuestos a seguirles motivando, a orientarles sobre mejores fuentes para conseguir empleo, a preparar mejor su currículumn y entrenarse para un proceso de selección, pero al mismo tiempo, jóvenes como Susan nos contagian día a día sus ganas de persistir y luchar.
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